domingo, 12 de diciembre de 2010

SOY EL CENTRO DEL MUNDO

Tengo una hija en España, otro hijo fuera del país, una amiga en Suecia, un amigo en Italia, una sobrina en Francia, otra amiga en Londres, una pareja amiga en India.

Hablo con ellos y cada vez que esto ocurre, un pensamiento parasito me asalta. Es un pensamiento conspirador de mi bienestar y mi equilibrio. Dura, afortunadamente, cada vez menos, pero aparece, lo tengo totalmente individualizado y reconocido, me asalta y ya no me toma por sorpresa ni me produce desazón, simplemente le digo: "Estas ahí otra vez!".... y pasa.

El pensamiento es el siguiente: "En España, en Italia, en Suecia, donde sea que ellos estén, se vive mejor que en Argentina, ellos están mejor que yo".

Les aseguro que no es así. Y se lo que digo y lo reafirmo. Y no por razones patrióticas de defensa del país en el que vivo. Soy bastante poco patriótica en el sentido que habitualmente se le da a la palabra. Me importan mas, mucho mas, las personas que los mapas. Tengo que ver a un uruguayo diferente porque cruce un rio? Por cruzar un puente soy mas que un paraguayo? Una montaña? Los brasileños son divinos porque tienen playas fantásticas y celebran el carnaval? No lo creo.

Lo que si creo es que nos ha tocado vivir épocas convulsas y difíciles, aunque adhiero a lo que leí una vez, y lamento no recordar la fuente, acerca de que los habitantes de cada época creen que la suya ha sido la mas difícil de la historia. Eso no le quita a la nuestra ni una pizca de dificultad, y si agregamos el condimento de la divulgación inmediata de todo lo que ocurre, mas la manipulación de la noticia dependiendo de la tendencia del medio que la de a conocer, nos encontraremos con un panorama por lo menos arduo. Y tendremos más trabajo para pensar libremente y sacar conclusiones que nos aproximen a la sabiduría y nos alejen de la visceralidad de las emociones, enemigas acérrimas de la claridad conceptual.

Dicen que cuando nos enamoramos nuestro cerebro se encarga de liberar unas sustancias, entre las que se encuentran las endorfinas y la dopamina, que opacan, momentáneamente, la razón.

O sea que cuando nos enamoramos estamos enajenados, o sea locos. Yo creo en esta teoría, que por otra parte fue dada a conocer por los científicos, y me libera de tanta culpa sentida cada vez que me encuentro con alguien de mi pasado y pienso: "Como pude estar con alguien así?"

La respuesta certera es: porque esa persona que yo era en ese momento, no era verdaderamente yo. Era yo expuesta a los efluvios de la pasión. Y la pasión no es buena consejera, es placentera pero de inteligencia cero. Y con esto no quiero decir que no debemos caer en sus redes, que por otra parte es imposible, nada más lejano a mi intención.

Enamorémonos cada vez que la vida nos ponga por delante alguien que nos convierta en un manojo desequilibrado de sensaciones y disfrutémoslo. Eso si, sepamos que ha ocurrido en un "estado alterado de conciencia". Por eso las parejas que duran mucho y se ven felices son las que han superado esa fase y han podido integrar sus otros componentes personales a todo el panorama, en el que tal vez, no todo sea color de rosa.

Vuelvo al tema inicial. Esa misma pasión, aunque de signo contrario, es la que nos enceguece cuando nos enojamos, cuando discutimos de política con la única intención de convencer a nuestro interlocutor de que tenemos razón, cuando vemos a nuestros representantes, elegidos democráticamente por cierto, balbuceantes en algunos casos, enfáticos en otros, y presentimos muy adentro nuestro, que no les importamos, que están mintiendo, que lo único que quieren es rédito político y personal.

Y tenemos razón. Razón de razonamiento, de funcionamiento del cerebro, que cuando trabaja en libertad y es evolucionado, trabaja con sus dos hemisferios, el emocional y el racional y en ese vaivén nos hace tomar decisiones correctas, esto es, las que nos hacen felices y nos hacen sentir mejores personas.

Me he tomado todo este espacio para decirles que el centro del mundo está donde está cada uno de ustedes. Que corrupción y mentira hay en todo el mundo, como lo han demostrado las filtraciones de Wikileaks, pero que eso no nos exime ni un poquito de la responsabilidad que tenemos sobre nuestra propia vida. También en el rincón mas perdido del mundo hay posibilidades de felicidad, amor y evolución. Que en algunos sitios es mas difícil que en otros? Ya lo creo. Pero le corresponde a cada uno de nosotros no resignarse ni echar las culpas afuera.

La tarea es ardua y todo conspira para que no nos encontremos a nosotros mismos y nos convirtamos en personas, en ciudadanos, y nos dediquemos a lo que verdaderamente deseamos, artistas, políticos, científicos, maestros, pero sea lo que sea lo que elijamos, que sea nuestra verdadera meta y vocación, la nuestra, no la que quieren los demás y a la que nos empuja esta sobreinformación a la que estamos expuestos.

Si nos dejamos influenciar por lo que está de moda últimamente pareciera que lo más conveniente es bailar en un show de televisión o ser hacker.

Humoradas aparte, les deseo suerte en la empresa con todo mi corazón.

Los abrazo.

Leonor


P/D. Esta época del año es buena para comenzar propósitos de mejoramiento interno.
Cualquiera sea la religión o creencia que se tenga se puede aprovechar esta ola de espiritualidad que sobrevuela el planeta. Finalmente lo que se celebra y se espera desde hace dos mil años es un nacimiento. Que sea el de cada uno de ustedes.