Soy de las personas que se jactan de tener buena memoria. Desde siempre, desde niña, mi entorno elogió esa condición sin ningún tipo de atenuantes y se me hizo saber que no había ningún tipo de excepción a esa cualidad. Yo había sido dotada de buena memoria y eso me convirtió, desde siempre en la poseedora de una virtud en apariencia irreemplazable.
Solo el tiempo y el contínuo desbrozar del funcionamiento de mi persona sobre el mundo me ha hecho analizar el sentido de la buena memoria y sus posibles resultados.
¿Cuál es el sentido de “tener buena memoria”? ¿Es utilitario? Si, en una profesión como la mía, es, digamos una herramienta por lo menos útil a los fines de aprender un libreto. Pero no mucho más.
Analizando sin anestesia lo que los demás llaman buena memoria he llegado a la conclusión de que son más sus perjuicios que sus beneficios.
En eso que hemos dado en llamar “construcción de una conciencia útil” tanto para uno mismo como para los demás, la buena memoria sirve en realidad, muy poco.
Primero que nada porque es tremendamente subjetiva.
Hagan la prueba: pídanle a un grupo de amigos con los que hayan compartido una experiencia reciente: una salida, una película, una discusión, hasta una noticia de un telediario, y si quieren que la experiencia sea realmente fascinante, pídanle a sus amigos la versión escrita de lo ocurrido y comparen. Les aseguro que tendrán tantas versiones como personas. Algunas disparatadamente diferentes. Y lo mejor de todo es que nadie está mintiendo a sabiendas. Es, simplemente, que la atención de cada uno se centró en detalles que no eran importantes para otros. Nuestra propia historia hace que veamos cosas que otros no ven, o que no consideran importantes. ¡Y claro que podemos aducir “buena memoria”! Sabemos lo que vimos. Pero lo que contamos es la interpretación de lo que vimos.
Y donde es más peligrosa la “buena memoria” es en las relaciones personales: “me miró raro”, “yo no perdono una mentira”, “se fue sin saludar”, “no me prestó...", “no se dio cuenta de que yo estaba en problemas...”, etc., etc., etc.
No es la primera vez que digo esto: mi gran desafío personal, mi guerra interna más desbocada y feroz es aprender a vivir sin certezas, y la buena memoria ha sido una conspiración constante. Ha retrasado el momento del perdón de muchas cosas que me hubieran hecho vivir feliz mucho antes si me hubiera permitido la duda acerca de aquel hecho por el que me sentí agraviada, o incomprendida, o poco amada.
Cada momento de la vida de cada uno de nosotros esta atravesado por subjetividades que lo convierten, como la palabra indica, en lo más alejado de la objetividad. Casi podría decirse que la objetividad no existe.
La buena memoria es una herramienta, como un martillo, o una tenaza. Usémosla cuando haga falta acordarse de una fecha, o de los intervinientes en una batalla histórica, o de quien ganó unas elecciones, pero pongámosla en duda cuando traba un sentimiento o retrasa el momento del perdón.
Y no seré yo la que proponga indefinidamente poner la otra mejilla ante una ofensa o un agravio. Si alguna vez me metí en la jaula de un tigre y me lastimó, lo perdonaré porque es diferente de mí y no manejamos el mismo sistema de pensamiento, pero me mantendré lo más alejada posible de sus garras.
No es fácil lo que propongo. Suerte en la tarea.
Los abrazo
Leonor
P/D. El 27 de octubre leeremos Borges en DAIN.
P/D Fui a ver “El árbol de la vida” la película de Terrence Malick que ganó la Palma de Oro en Cannes 2011. Película difícil aunque imprescindible a mi entender. Me produce placer asistir a lo que está produciendo el espíritu humano.
domingo, 2 de octubre de 2011
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querida leonor quisiera contarte que esta noche viajo a capital por primera vez voy con el centro de estudiantes de mi escuela y de otras partes de la argentina y aunque no creo que tenga el placer de conocerte. Nos vamos al museo que se encuentra en donde era la ex esma y realmente no creo poder vere alli tr deseo lo mejor te admiro genia rocio de parana entre rios
ResponderEliminarCuando piden decir algún defecto de nosotros mismos, siempre digo que tengo "mala memoria". Sobrevivo gracias a los famosos "postit" y al "cuaderno mágico" como yo llamo a mi libreta de turno.
ResponderEliminarSin embargo, vaya cosa rara el ser humano, que al igual que tu - y conectando con el tema pasado- soy una persona que mira mucho los gestos y que tiene muy buena memoria para esas pequeñas cosas que otro hace por mi, sean buenas o malas, lo que automáticamente si son malas hace que sea más arduo el perdón interno.
La verdad es que me gustaría tener la misma memoria que tengo en mi día a día para esos pequeños gestos, para poder ponerlos en duda "porque no los anote en ningún sitio...",
porque cuando los puse en duda, me sentí más liberada y mejor conmigo misma, perdoné internamente - que es en el único perdón que creo- y como consecuencia lógica apareció la paz en mi.
Creo que el tener memoria en esos casos, habla a veces de rencor, celos, venganza. En la sociedad se vive utilizando la frase "perdono pero no olvido", como diciendo que cuando tenga la oportunidad, te la va a devolver de igual manera. No creo en ese perdón, intento no aplicarlo.
Prefiero sinceramente no perdonar que estar pendiente de mi memoria del momento en el que le pueda devolver al otro con la misma moneda...
Cuando perdono, lo hago internamente en mi, con sinceridad, de lo contrario ni me molesto en intentarlo.
Un placer como siempre.
Besos muchos.
Erika.
Hola Querida Leonor y Compañeros del Blog.
ResponderEliminarUffff, reflexión, reflexión... logras eso cada Domingo o Lunes, cuando actualizas tu Blog.
Memoria... Particularmente, en mi vida personal, trato de tener memoria solo con los hechos maravillosos que me tocan vivir, y los que no son así... trato de olvidarlos, y perdonar desde lo más profundo de mi corazón, a aquellas personas que hicieron que esos momentos, fueran horrendos, y dolorosos... a aquellas personas que me dañaron, lastimaron, y traicionaron... Olvido y perdono, aunque me cuesta muchísimo, pero creo que es un acto que debemos hacer a diario.
Cuando hablo del perdón, me lo planteo cada día de mi vida... Cuando corren por mi mente rafagas de aquellos seres que me dañaron, o momentos malos que viví por causa de ellos... y trato de, desde lo más interno de mi alma, desde el punto de lograr día a día ir purificando mi espíritu... de perdonarlos. Porque cuando no perdono, me estoy dañando a mi misma, porque recuerdo aquello que me lástima, y que no me hace bien.
La BUENA MEMORIA, es la que me ayuda día a día a recordar los Libros que leo, las películas que veo, los momentos inolvidables que vivo... y gracias a esa BUENA MEMORIA, es por una de las tantas causas que HOY, me considero una persona feliz.
Propones una muy linda tarea, y prometo hacerla... Al igual que todas las cosas que nos propones, que me resultan realmente maravillosas...
Y..... doy fé que sos una persona con muchísima MEMORIA ♥
Besotes inmensos para todos, y uno muy especial para vos Leonor.
PD: Tus PD con fechas... me hacen vibrar de alegría. Asi que como ya concurrí el 27, que ahí habían marcado la próxima fecha... te recontra confirmo mi asistencia. No puedo perder la oportunidad de nuevamente, llenarme con tu sonrisa en vivo y en directo.
Brenda
MUY BUEN POST. ES CIERTO. ALGUNAS PERSONAS TIENEN MUY BUENA MEMORIA. NO ES MI CASO. YO SOY DE LAS QUE COMPLETA LA INFORMACIÓN CON LO QUE "LE PARECIÓ QUE SUCEDIÓ" NO SE SI SERÁ BUENO O MALO CREO QUE AMBAS CONVIVEN Y NOS COMPLEMENTAN
ResponderEliminarSALUDOS
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Leonor! Hola a todos! Estoy de vacaciones, que maravilla!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMi amiga Valeria dijo:
Hola Leonor!
Reflexionaba mucho acerca de tu nota nueva. Siempre consideraba la buena memoria como una calidad bonisima. Pero ahora veo que todo depende de circunstancias. Sí, es buena para estudiar, pero es mala en otros casos. Por ejemplo para olvidar algo oscuro. Todos tenemos recuerdos tristes, momentos del pasado que nos gustaría borrar. Seríamos más felices sin aquelllos recuerdos... Que pena que no sea posible hacerlo, así que la buena memoria nos molesta, no nos permite vivir en paz. Con respeto a la prueba que nos propusiste... tenés razón, no hay nada más subjetivo que la memoria humana!
Y Marcelina dijo algo parecido:
Hola Leonor!
Tu nota me hizo pensar en la buena memoria y en su utilidad en la vida. Antes me parecía que sí, es de provecho, no ahora pienso del reverso de esa medalla. La buena memoria nos impide olvidar algo ofensivo, algo desagradable. ¿Y qué? Aquellos momentos de dolor no se borran de la memoria. Sí, es depende de nosotros, hay que tratar de concentrarnos en lo mejor. Solamente si quiero aprender algo de memoria necesito la buena memoria, y nada más que eso.
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Coinciden estas chicas, ¿no? Estoy de acuerdo con ellas. Solo me gustaría añadir unas palabras sobre la memoria. Hay varias memorias, la de corazón que debe ser selectiva, y la de la mente, no sé... Con la memoria de corazón quiero recordar todo lo bueno en mi vida, para agradecer a los que me han dado ese bueno. La memoria para aprender nunca debe preocuparse de las sentimientos. Es mi herramienta para estudiar, no más. Por eso yo creo que no debemos hablar de la memoria buena o mala... la memoria debe ser buena! Pero con esa memoria tenemos que saber perdonar. Digo así, no la memoria misma sino la facultad de perdonar. Ese don no está para todos, ¡que pena!
Ekaterina
“Nunca tuve buena memoria, siempre padecí esa desventaja; pero tal vez sea una forma de recordar únicamente lo que debe ser, quizá lo más grande que nos ha sucedido en la vida, lo que tiene algún significado profundo, lo que ha sido decisivo –para bien y para mal- en este complejo, contradictorio e inexplicable viaje hacia la muerte que es la vida de cualquiera”.
ResponderEliminarCreo que la misma frase lo dice… “Buena Memoria”. La memoria no es buena ni mala, pero si le adicionamos la condición de “Buena” o “Mala” ahí la cosa ya cambia. A mí parecer la buena es, como dice este fragmento del libro Antes del Fin de Ernesto Sábato, la que nos permite recordar aquellas cosas que nos hicieron felices, que nos enseñaron, lo que debe ser recordado. Y la mala es aquella que vos describís, la que no nos permite olvidar, ni soltar, ni crecer.
Increíble el ejemplo del tigre. Adoro tus ejemplos, ¡son tan gráficos!
Adhiero a esa idea de vivir sin certezas, voy a empezar a ponerla en práctica así que gracias por la suerte.
Que tengan un hermoso fin de semana largo.
Ceci.
P/D: Motivada por la recomendación, fui a ver “El árbol de la vida”. Decir que me fascinó es realmente quedarme corta. Al ver que duraba casi tres horas dudé, porque no me gustan las películas muy largas. Finalmente entré y se me pasó literalmente volando. Confieso que hubo una parte durante la cual no entendí absolutamente nada, pero luego la misma película me respondió todas las preguntas que en ese momento tenía. De todos modos, nunca pensé en levantarme de la sala como la mayoría de las personas presentes hicieron. Supongo que no estaban preparadas para reconocerse en las pieles del protagonista. Espero con ansias la versión extendida.
Hola Leonor y Compañeros del Blog.
ResponderEliminarPermiso, quería preguntarte Leonor, en que Libro de Nietzsche está el texto que leíste, que hablaba sobre la muerte de Dios...
Muchas gracias, y un beso grande para vos, y para todos.
Brenda