Es una de mis imágenes recurrentes: tiro una piedra en el agua y me quedo mirando los círculos concéntricos que forma su caída. Los que están más cercanos son un dibujo potente y salpican, y veo las gotas levantarse y caer.
A medida que los círculos se alejan se hace mas débil su dibujo hasta que ya no los noto. Eso no quiere decir que el agua deje de sentir el impacto. Simplemente no lo veo. Pero sigue moviéndose. De lo contrario caería en la falacia de creer que no existe lo que yo no veo.
Elijo pensar que la piedra mueve el agua de todo el universo.
Lo mismo pasa con la muerte. Las muertes salpican y mueven las almas de mucha mas gente que la cercana al que decidió partir.
En estos días murieron personas conocidas por todos nosotros: Luis Alberto Spinetta, Jazmín de Grazia, Whitney Houston, y es lógico que pensemos que los que más sufren la pérdida son sus familiares más cercanos. Es así, sin duda alguna. Pero no se por qué se me ocurrió pensar en lo que mueven sus muertes en aquellos que ni siquiera imaginamos.
Mi padre murió en un accidente y al día siguiente del entierro fui al negocio que tenía a informar a los empleados. Un muchacho muy joven que hacía un tiempo que trabajaba con él lloraba desconsoladamente apoyado en una estantería.
Cuando se calmó un poco me dijo que se iba, que no solo trabajaba por el sueldo sino porque mi padre se había convertido en la persona mas importante de su vida, por maestro, por amigo, por guía, y que no tenía ningún sentido continuar.
Cuando llegué de vuelta a la casa de mi madre, ella y mis hermanas buscaban a Alfredo, el perro de mi padre, que había desaparecido.
Alfredo, al igual que su empleado, decidió irse. No volvimos a verlo, nunca volvió.
¿Tenía un perro el flaco Spinetta? ¿Tenía un gato Jazmin de Gracia? Si los tenían, ¿qué les pasa con la ausencia de aquellos a los que amaban?
Y encontré un poema escrito por una poetisa polaca, también muerta por estos días, Wislawa Szymborska, que le escribe este poema a un gato cuyo dueño acaba de morir.
UN GATO EN UN PISO VACIO
Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato en un piso vacio.
Trepar por las paredes. Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
Y, sin embargo, ha cambiado.
Por la noche la lámpara no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,
Pero no son esos.
La mano que pone el pescado en el plato
Tampoco es aquella que lo ponía.
Hay algo que no ocurre como debería.
Aquí había alguien que estaba
Que de repente se fue
E insistentemente no está.
Se ha buscado en todos los armarios, se ha husmeado debajo de la alfombra.
Que más se puede hacer.
Dormir y esperar.
Ya verá cuando regrese, se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Ira hacia el cómo si no quisiera, despacito,
Con las patas muy ofendidas.
Y nada de saltos ni maullidos...al principio.
No escribí hoy para provocar melancolía, ni tristeza.
Escribí para que recordemos que nada, pero nada de lo que hacemos, nos incumbe solo a nosotros.
O somos la piedra o el invisible circulo concéntrico.
Pero hemos pensado algo y todo se ha movido.
Los abrazo.
Leonor.
P/D. Si pueden vean la película “La invención de Hugo Cabret” de Martin Scorsese. Es una obra maestra.
lunes, 13 de febrero de 2012
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Coincido plenamente con vos Leonor y me encantó esta figura del agua y la piedra. Justamente en relación a este comentario,me llamó la atención una noticia aparecida en un periódico de hoy "LA OTRA CARA DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO,En sólo un año, 212 chicos quedaron huérfanos", esto en alusión a las mujeres que son asesinadas y a qué es del destino de sus hijos. Así como haces referencia a los animalitos que pierden a sus dueños, me pregunto qué pasará por las cabecitas de las pequeñas criaturas que no entienden por qué nunca más van a ver a sus mamás,es terrible.
ResponderEliminarRecuerdo cuando papá murió, teníamos una perra a la que yo adoraba, y a él lo seguía mucho,estuvo mucho tiempo triste, un día se fue, cruzó la ruta y allí encontró su final. También después de la partida de papá, una higuera que daba muchísimo fruto, se secó...
Tu reflexión de hoy Leonor, me hizo recordar cuando de niña en el campo, arrojaba maderitas al centro de un tanque enorme y me quedaba tiempo observando. Llamaba mi atención cómo se mecía suavemente cuando el viento movía el agua, y eso me maravillaba. Entonces ahora que te leo pienso y es cierto que cuando "hemos pensado algo y todo se ha movido", pero también cuando algo se mueve a nuestro alrededor podemos "dejarnos mover" y acompañar el acontecimiento o intentar resistir, aunque sea en vano...
Si es verdad que cuando pensamos algo todo se ha movido,cuanto más se moverá todo cuando ese pensamiento lo ponemos en palabras. Y digo esto solo para darme pie a decirte que tus palabras y tus pensamientos me mueven internamente, no solo a reflexionar si no también a sentir de distintas maneras. Te he dicho muchas veces que te quiero mucho, y cuando lo hago algo en mi interior se mueve fuertemente y ya mi ser no es el mismo... Hoy vuelvo a decirlo, te quiero con todo mi ser, te admiro y te deseo cosas maravillosas Leonor...
Tengo un amigo que ama a Whitney Houston, inevitablemente apenas me entere de la noticia pense en el en vez de pensar en su familia o allegados.
ResponderEliminarY me paso que, como dices aqui, pense en todo lo que su partida fisica ha generado. Dicen que este amigo no para de llorar desde hace dias ( estoy de vacaciones y no puedo estar a su lado)
Yo no conocia a Whitney y apenas sabia de su vida, pero por una u otra razon me he visto envuelta en una melancolia sin buscarla.
Les mando un beso a todos, esta vez desde Buenos Aires
¡Hola a todos!
ResponderEliminarEse poema y la historia que contaste sobre Alfredo me hicieron acordar a una película muy triste con Richard Gere, se llama “Siempre a su Lado”. Se trata de un perro fiel a su dueño que va a buscarlo todos los días a la estación de tren donde él se bajaba cuando volvía del trabajo, hasta que muere. El perro, lejos de sentirse abandonado por su ausencia, regresa todos los días a la estación a reencontrarse con él. Si no la vieron, no lo hagan, o háganlo con una caja de pañuelitos descartables al lado.
Lo bueno de nosotros los seres humanos es que, en vez de quedarnos esperando que vuelva a caer la piedrita, podemos ser ese movimiento y, por qué no, ser los próximos en arrojar la piedra. Podemos quedarnos con lo que las personas nos dejaron en vida, el movimiento, y aprovechar el impulso para seguir adelante, sin necesidad de volver a esos lugares que quedaron vacíos de manera instintiva. Las letras del Flaco siempre nos van a acompañar, al menos a mí como una admiradora hereditaria, al igual que la voz de Whitney.
Me gusta ser piedra. Me gusta poder decir algo que cause un impacto en los demás, aunque no siempre suceda. Aunque tengo que admitir que a veces me gusta también dejarme sacudir por algún que otro piedrazo.
Espero que terminen la semana mejor de lo que la comenzaron.
Abrazos.
A veces me gusta pensar en la muerte como una pausa en el tiempo de la vida... como un distanciamiento momentáneo, una licencia para tomar fuerzas, madurar y reencontrarnos más sólidos, más felices. No quiero descorazonarme. Quiero pensarla así para que duela menos. Como las personas que, por diferentes razones, se alejan de nuestra vida y no sabemos si volveremos a encontrarlas en este camino, en esta misma historia. No se mueren... sólo... se van hasta que el destino disponga lo contrario. Hoy extraño mucho a los que amo y partieron sin que la vida me diera tiempo a despedirlos. Hoy amo a los que decidieron irse porque la vida conmigo no les gustaba. Y recuerdo a los que extraño y amo porque me dejaron marcas indelebles en el alma, en los labios, en la piel, en los ojos, en las sábanas, en mi casa, en mi futuro.
ResponderEliminarRecuerdo en este momento mil canciones y películas que hablan del desarraigo y el abandono de los lazos afectivos. Debo decir, humilde y no tan humildemente, que considero haber echado muy buenas raíces sobre mis lazos, para poder disfrutar de la compañía de seres extraordinarios, y de seres que sé que me recuerdan al menos cuando hay noche de lluvia en Mar del Plata, cuando la radio emite "Endúlzame los oídos", o cuando leen un libro de Victoria Ocampo. No hay otro privilegio que yacer en el corazón de los que hemos amado y que, quizás, algunas veces, cuando la vida no era tan dura, nos han amado también.
Abrazo a todos y cada uno de quienes comentan en este blog. Hacía mucho que no escribía. Hoy sentí la necesidad. Hasta la próxima.
Hola Leonor! Cómo estás? Antes nada quería decirte que sigo asiduamente tu blog, solo que no comente antes, porque una vez se me complicó para hacerlo y no estaba seguro de cómo se hacía! Y antes de entrar al tema que nos compete quiero agradecerte tus palabras, tu libro, tus notas. Me paso algo fuerte con vos, desde que te ví supe que sos una mujer que transmite algo, por lo cual enseguida compré tu libro y debo confesar que ya lo leí cuatro veces no sólo porque me encantó sino también porque cada vez que lo leo encuentro cosas nuevas, cosas que me sirven, pero es increible lo que me ayudó a pensar y me abrió la mente. Gracias Leonor! Y adentrándome en el tema, creo que hay veces que no tomamos conciencia de hasta donde ejercen influencia nuestros áctos, nuestros estados, nuestras conductas de a cuántos estamos beneficiando o perjudicando, de quienes están siendo tocados por nuestras acciones, está bueno saberlo para empezar a corregir cosas! Y es más sencillo de lo que parece, por ejemplo: Si tiro un papel en la calle, soy consciente de que mucho o poco pero estoy contaminando? Y que eso nos afecta a todos? Y algo que también se me ocurre es cuándo no estamos bién con nosotros mismos, somos conscientes de que también estamos perjudicando a otros que nos ven sufrir o tienen que soportar nuestros debacles? Realmente es para pensarlo y mejorar conductas! La muerte seguramente deja vacíos y tristezas, pero no podemos manejarlo. Pero los actos que realizamos en vida si! Un beso. Agustín
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