Suena el teléfono de mi casa y atiendo. Es la mañana temprano. Una voz de hombre dice imperativa: “Quiero que me manden un café”. Reconozco mi seducción por los imprevistos no buscados, y no puedo decir simplemente “equivocado” y cortar.
Siempre trato de llevar el absurdo un poco mas allá obligando al otro que es tomado por sorpresa. Y como no abundan las situaciones en las que cuento con la impunidad del anonimato me largo a contestar tonterías esperando que me sigan la corriente.
“Todavía no reparto café- conteste- pero tengo una torta de queso estupenda”.
La ira que desató mi respuesta en este pobre hombre que, seguramente, necesitaba su dosis de cafeína cotidiana, es difícil de reproducir.
Lo grave para el, es que cuantos más insultos profería, mas me reía yo. La situación era incontenible, e insostenible. Fue corta, claro, para bien de su salud mental, aunque dudo que el haberse desahogado de manera tan frenética y desmesurada haya arreglado su día.
Y no pretendo ser aquí yo la medida de todas las cosas. Pero hay un punto, un momento fugaz, en el que toda una manera de vivir y de ser, queda expuesta sin remedio.
¿Y si probáramos con no tomarnos tan en serio? ¿Y si intentáramos otro punto de vista para las cosas que nos pasan?
Yo supongo que este señor que me llamó por error si tuviera que contar lo sucedido lo haría de la siguiente manera: “Estaba hasta el cuello de trabajo y había dormido mal y llamé a la cafetería para que me trajeran café y me atendió una idiota en un numero equivocado que en vez de decir equivocado y listo, se lo tomó a broma y se reía muchísimo, y le canté cuatro frescas y le corté. No estaba yo para estupideces”.
¿Y saben qué? Tendría razón. Eso fue exactamente lo que paso. Solo que yo decidí contarlo de otra manera. Por mi, solo por mi, de manera absolutamente egoísta he decidido que, pase lo que pase, le voy a poner humor a la cuestión.
Porque, y esta es otra de mis maneras de ver la vida que no tiene por qué compartirse, he pensado que las cosas que nos amargan la existencia, son aquellas de las que no queremos hacernos cargo verdaderamente y elegimos victimizarnos.
Cada vez que decimos: “Es que mi marido..., es que mi novia,...es que mi jefe,...mi hijo...mi madre...cada vez que tiramos la pelota afuera es que no tenemos la mas mínima intención de cambiar las cosas.
Si en ese mismo momento giro el farol y me ilumino a mi mismo y me pregunto ¿qué tengo que ver yo en esta situación?, ¿puedo irme de ella? ¿estoy condenado a padecerla?
Hagan la prueba, todo cambia con solo mirar de frente los problemas y admitir que hay una parte nuestra que alimenta al lobo al que tanto tememos.
Alguna vez he tenido compañeros de ruta carentes completamente de sentido del humor.
Es un error que me he jurado no repetir.
Finalmente va a resultar que los famosos cuentos de los velorios son una manera de ayudarnos a transitar lo irreparable. Y el dolor resultará igual de intenso y no será menor su duración. Pero me habré reído.
Los abrazo.
Leonor.
lunes, 16 de enero de 2012
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Un placer saludarlos, Leonor y compañeros del Blog.
ResponderEliminarQuiero compartir una 'experiencia' parecida a la de Leonor.
Recurrentemente a mi casa, llaman pidiendo: Plomeros, Nietos, Novios, Oscares, Raules, y todo tipo de cosas con las que yo, por el momento creo no poder ayudarlos. El otro día, llamó a mi casa una señora, por su voz puedo estimar unos 40 años de edad.
-Hola, esta Damián-me dijo.
-No señora, equivocado.- Le respondí.
A los cinco minutos, el teléfono vuelve a sonar incansablemente. Contesto, y era la misma señora, preguntándome por Damián. De nuevo, le conteste que aquí no vivía ningún Damián, a lo que la señora me respondió de una manera un tanto increpante '¿Como que no vive ningún Damián, este es el numero que dieron'. Entonces, como la note con intenciones no tan afortunadas, yo respondí 'Si, pero no esta, salio con la novia'. Mientras yo me ahogaba con mi propia risa, la mujer no hizo mas que explayar un rosario de malas palabras.
La verdad, yo me manejo todo el tiempo con mi sentido del humor a modo de escudo. Me resguardo tras él, quizás a veces para huir de la vergüenza, o de los malos momentos. No voy a decir que 'no me importan' las cosas que pasan a mi alrededor, solo que opto por una sonrisa en el rostro frente a una gran parte de mi vida.
Los saludo cariñosamente.
Que tengan una buena semana, y hasta la próxima actualización.
Maca
Querida Leonor y compañeros del blog, qué bueno saludarlos nuevamente.
ResponderEliminar¡¡Qué bien hace el sentido del humor, para mi es la clave de una vida saludable espiritual, mental y físicamente!! Además de ayudarte a desdramatizar te distiende en situaciones en que a veces no es tan fácil.
Sí me pasa que a veces (tal vez en cuestiones laborales o vinculadas a la profesión) se me hace más difícil aplicarlo en el mismo momento en que las mismas ocurren, aunque no después cuando ya pasó un rato y puedo distanciarme de la situación.
Amo el sentido del humor, me parece una cualidad del espíritu además de una posible medida de la inteligencia (la inteligencia emocional más que la puramente ligada al intelecto, al menos eso me parece a mi...).
Reirse y sonreír son dos actitudes que hacen bien al alma, nos ayudan a "encontrarle la vuelta" a diversas situaciones de la vida.
¡¡Abrazos para todos!!
María Marta
Comparto con vos Leonor lo de tener buen humor, de hecho me encanta dar mis clases con humor (siempre que se pueda), y creo que funciona, las clases tienen armonía y calidez. Pero he comprobado que no es lo mismo tratar con adolescentes que con personas adultas. Los adultos nos tomamos las cosas de otra manera, hemos perdido la frescura, la espontaneidad quizàs que tienen los jóvenes. El joven celebra que uno esté bien, de "buena onda", en cambio el adulto muchas veces desconfía que ese buen humor sea sincero, y a veces hasta les molesta que estés bien. Por suerte hay adultos sabios, maduros, profundos, sinceros...
ResponderEliminarDespués de leer atentamente tu reflexión Leonor, coincido en que "hay una parte nuestra que alimenta al lobo al que tanto tememos". Esto, unido a palabras de María Marta, sumado a recuerdos de diversas situaciones, a dìas de reflexión y atenta a tus preguntas "¿qué tengo que ver yo en esta situación?, ¿puedo irme de ella? ¿estoy condenado a padecerla?" he aceptado una decisión que hace un tiempo tomé y de la cual muchas veces me he lamentado. No suelo lamentarme de cosas pasadas, creo que todo tiene su razón de ser pero en este caso fue una decisiòn que me costó y que solo ahora acepté: hace cuatro años me preparé para rendir un examen para ocupar un cargo de vicedirector en la escuela en la que trabajo desde hace 19 años y a la que amo. Mi intensión era modificar "desde adentro" ciertas cosas con las que no estaba de acuerdo, mejorar en algo la tarea cotidiana. La única posibilidad de ocupar ese lugar era que obtuviera el máximo puntaje. Y así fue, me esforcé y las circunstancias me dieron ese lugar al que yo aspiraba. Con el correr de los días y meses me dí cuenta que a pesar de la voluntad, del trabajo conjunta con compañeros, hay cosas que no se quieren cambiar. Comprobé que muchas veces se actúa para "quedar bien con" sin importar lo que se hace, que hace falta más esfuerzo, más trabajo, mayor responsabilidad a las que no todos están dispuestos. Hace poco nos informaron que los que no somos titulares en el cargo, deberíamos rendir nuevos exámenes a fin de titularizar. Decidí no hacerlo, y que cuando la situación se diera, si tenía que abandonar mi lugar lo haría. Me dolió la decisión, fue como abandonar ese barco al que siempre quisiste subir; recién ahora puedo asumir, que fue la decisión correcta. Entre febrero y marzo debemos dejar nuestro lugar, sí continuaré con mis clases en el aula.
Es difícil o por lo menos a mi me costó, asumir que no puedo, que "esto no es para mí". Deberé continuar trabajando y esforzándome por dar lo mejor en el aula...
Verdaderamente este es un espacio de reflexión, tus palabras Leonor, la de la gente que comparte este blog, nos "obligan" a pensar, nos ayudan a iluminarnos...Gracias !!!
PD I: Gracias María Marta...En estos días me he acordado mucho de tus palabras cada vez que leo sentada a la sombra de los árboles, cuando juego con mis hijos, cuando comparto los mates con mi marido, cuando salgo temprano a caminar en la frescura de la mañana...Muchos besos
PD II: he formado un libro con las reflexiones de Leonor, desde que comenzó el blog, y con las de los que dejan cosas maravillosas aquí, y lo tomé a partir de ayer como mi libro de cabecera
Querida Claudia: ¿cómo estás? ¡¡Qué bueno leer tu comentario de hoy, te cuento que comparto lo que decís sobre la "desonfianza" que puede generar una persona espontánea y con sentido del humor en los adultos que tratan con esa persona!! También a mi me llama poderosamente la atención, creo que si crecer y madurar te hace alejarte de ese niño interior que todos tenemos dentro el cual nos hace jugar, reír y tomar la vida desde una óptica más espontánea, realmente entonces crecer así es una pena...Podes madurar, crecer y seguir aplicando lo lúdico en tu vida más la sonrisa más la espontaneidad...
ResponderEliminarEn realidad si me pongo a pensar profundamente el que ciertos adultos "desconfíen" de otros que son espontáneos y sonríen es más "su problema" que el nuestro, no deberíamos cambiar por eso sino tener claro "cómo viene la mano". Pero entiendo lo que expresas, me he detenido a pensarlo yo misma en diversas ocasiones también.
Viene una nueva etapa para vos Claudia, hay ciclos que se cierran para que se abran otros así que viví tu regreso al aula con naturalidad, la misma con la cual te presentaste para el cargo que hoy ocupas con las mejores intenciones de cambiar o ayudar a cambiar algunas cosas que dentro de lo que pudiste, intentaste cambiar. Como el cambio no dependía totalmente de vos, en lo que sí dependía hubo cambios y en lo demás...hiciste lo mejor que pudiste y ahí está tu tranquilidad y tu paz interior.
Disfruta de los mates, de la lectura de estos días de vacaciones (yo estoy con albañiles y pintores en casa por arreglos importantes en el baño y una de las habitaciones, arreglos que me debía el consorcio y finalmente logré que se hagan...me llevó mucho tiempo y esfuerzo conseguirlo pero ahora son una realidad).No estoy pudiendo disfrutar mucho de tiempos de lectura y reflexión profunda estos días pero espero que en Febrero, durante mis vacaciones, sí pueda hacerlo. Estos días son medio raros y algo pesados para mi pero trato de pensar en cómo quedarán el baño y el dormitorio y así se me hace más llevadero el proceso.
¡¡Muchos besos para vos con abrazo enorme y abrazos para todos los compañeros del blog!!
María Marta
PD: ¡¡Qué lindo el libro que armaste, en su momento yo pensé que se podía hacer uno con estas reflexiones y hasta me había atrevido a sugerir un título!! Seguro lo leerás en un comentario mio en alguno de los primeros post de Leonor. ¡¡Besos y que estés disfrutando mucho de su lectura!!
ES MUY GRACIOSA LA SITUACIÓN. POBRE HOMBRE!!!! DEBERÍA ESTAR SUPER ALTERADO PERO LA REALIDAD ES QUE REÍRSE UN RATO ALIVIA EL ALMA
ResponderEliminarSALUDOS
Me gusta la gente con buen sentido del humor.Mis profesoras de cantar, lo que valoro siempre enseñan algo de sentido del humor como Claudia.S que nunca se va.
ResponderEliminarPero no creo que los chistes pueden ser un signo de inteligencia? Todo depende de las personas que lo hacen digan.Yo admitir que tengo un sentido del humor, pero asegúrese de que la gente que estoy divertida..
Y se me ocurrió que las llamadas telefónicas de amigos que les gusta beber café, pero banal es que son amigos cuyos nombres ni siquiera saben, jaja!
Todo lo que escribió es de nuevo muy bonito Leonor.
Abrazos a todos!
Leonor le envía muchos besos de Bulgaria!
Una vez más, por favor, Leonor y todos los demás me disculpo por mi espanol.Yo estudiar espanol cuatro anos , pero se me olvidó la gramática y la conjugación de los verbos.
¡Gracias!
Con respeto,
Elena Ilieva
Como digo siempre, este blog te hace pensar, las reflexiones de Leonor del lunes o del domingo quedan "sonando"toda la semana. Haciendo referencia al humor y compartiendo lo que decís en tu último comentario María Marta, en casa también desde hace dos semanas están los albañiles trabajando: polvillo por donde mires y todo parece un caos, arreglos simples pero a los que se van agregando otros (siempre algún imprevisto aparece). Lo que menos me gusta de tener albañiles no es tanto la suciedad que queda, si no que tooodooosss escuchan cumbia ( creo que el único estilo musical que nooo me gusta. Pero hay que encontrarle la vuelta para no "volverse loca": si puedo los observo, y veo con qué dedicación hacen su tarea, como se aguantan los casi 40° de las 3 de la tarde al rayo del sol, y lo respetuosos que son(nunca falta el por favor y gracias, sin olvidarme que a veces me dicen "doña", y a mi marido "jefe"). Cuando algo me molesta un poco, trato de buscarle la vuelta para ver "el otro lado", como dice Leonor "otro punto de vista"; es entonces que agradezco no solo haber tenido el dinero para hacer los arreglos en casa, si no valorar más que nunca el trabajo que uno tiene, viendo el sacrificio y el esfuerzo que hacen los demás, en este caso los albañiles, y pienso "y yo de qué me quejo?"...
ResponderEliminarCuando me encontré escribiendo esto me dije "bueh, detalles de la vida cotidiana", pues en un blog donde la cultura y la reflexión son los pilares fundamentales, nos encontramos compartiendo cosas que a menudo nos suceden y que para nosotros son importantes pero quizás para el resto resulten insignificantes. Lo bueno es poder expresar nuestros sentimientos, por simples que parezcan, que haya gente que no se ría de eso, y que tengamos el espacio adecuado para hacerlo. Agradezco nuevamente este lugar en el mundo que tenemos para volcar aquí nuestro corazón, nuestras ideas...Gracias Leonor, Te quiero mucho...
Hola Leonor y Compañeros del Blog.
ResponderEliminarConsidero que el humor, es una de las claves más importantes para llevar una vida cotidiana sana y feliz, a pesar de las dificultades, claro.
El humor, también es una gran virtud que pocos poseen. No todos optan por una sonrisa, muchas veces es más fácil la tristeza, en vez de sobre ponerse a las diversas situaciones que nos tocan vivir... ¡porqué es la vida!.
Particularmente, después de poner siempre la tristeza por sobre todo, comencé a poner más sonrisas que lagrimas, y puedo asegurar, que la vida es mucho más placentera sonriendo, que llorando.
Muy gracioso lo que te pasó con ese hombre jajajaja. Ese es el problema de la gente, siempre tienen la agresividad a la orden del día, y ponen primero la lengua en funcionamiento antes que la cabeza. Creo que si hubiese escuchado atentamente, se hubiese reído con vos.
Espero que tengan un excelente fin de semana.
Besos para todos.
PD: Ayer fue el Cumpleaños de Trini. ¡Feliz Cumple Trini! (aun que ya te saludé ayer y pasamos una grata tarde). Que seas inmensamente feliz y se concreten todos tus anhelos. Te quiero Amiga.
Brenda.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe encanta el sentido del humor,más si es irónico;para mi, es mejor reirme de una situación adversa que lamentarme.
ResponderEliminarEl reirse,es la mejor terapia para el alma y el mejor maquillaje para el rostro.