lunes, 29 de agosto de 2011

LA GENTE, LA HUMANIDAD, EL MUNDO

Cuando decimos “la gente”, ¿nos incluimos? ¿Quien es “la gente”? ¿Son los otros? Cuando decimos, ¿viste como esta la gente? ¿De quien hablamos? ¡Están todos locos! ¡El mundo esta violento! ¡La humanidad esta cada día peor! ¿Quien es la humanidad? ¿Es el Director del Fondo Monetario Internacional teniendo sexo con una camarera en un hotel de New York? ¿Es un desequilibrado noruego navegando hasta una isla para matar a cien personas? ¿Son los asesinos de dos turistas francesas, violadas y masacradas? ¿La humanidad se llevo a una niña de 11 años de la esquina de su casa en el barrio de Hurlingham? ¿Es una mujer policía amamantando a una recién nacida? ¿Es la humanidad la que da comida y abrigo a la gente sin techo en las noches frías de Buenos Aires? ¿Son los maestros de escuelas carenciadas que dan de comer a sus alumnos excediendo ampliamente las funciones para las que les pagan, “la gente”? ¿Donde nos colocamos nosotros? ¿En que casillero esta la etiqueta con mi nombre? ¿En la de los “buenos”? ¿De que soy responsable? ¿Por que acción mía el mundo podría ser mejor o peor? ¿Es difícil determinarlo? ¿Es fácil?.

Tiendo, natural y fácilmente a colocarme entre los buenos. Los malos son los otros.

¿Como logro convertirme en un individuo, (individuo viene de individual, entero, indivisible, singular), respetable y respetado, con una vida personal satisfactoria, y a la vez ser un ser solidario para con mis semejantes?.

Si el afuera es amenazante la tentación será tener un grupo de amigos y cercar mi casa, y pedir custodia, y blindar mi auto, y tener un arma, y siguen las firmas. ¿Qué hacer? ¿Como enfrentar esta dura realidad sin negar que pertenezco a ella, porque pertenezco a ella, verdad? y deseando, sin embargo ¿modificarla?.

Estuve en el desierto una vez, en el Sahara, y hablé con unos beduinos y tomé te con ellos, un te con un sabor muy fuerte y con unos bollos extremadamente dulces que neutralizaban el gusto del brebaje.

El que era probablemente el más viejo del grupo dijo en un momento que no teníamos verdadera consciencia del valor de las pequeñas acciones. Que cada minúscula acción realizada por el más nimio de los hombres producía una reverberancia en todo el universo, que si fuéramos conscientes de eso seríamos más cuidadosos hasta con nuestros pensamientos.

Le pedí que se explayara y lo único que hizo fue tomar un puñado de arena y lo dejo caer en una lluvia fina hasta que quedó un solo grano de arena en la palma de su mano.

Era casi imposible percibirlo por lo que tomó mi mano y me obligo a tocar su palma con la yema de mi dedo. Efectivamente había en ella un grano de arena.

¿Ves - me dijo- este grano de arena que le he quitado al desierto?

Esto hace que no sea el mismo desierto. Aunque nadie lo note, aunque a simple vista nada ha cambiado, el desierto no es el mismo: le falta este grano de arena que está en la palma de mi mano. Tomó la mía, puso el grano de arena en ella y me obligó a cerrarla.

Guardala, me dijo, tienes en tus manos la posibilidad de cambiar el universo.

No conservo el grano de arena. Conservo en mi estructura molecular humana la enseñanza.

Soy parte de la humanidad, de su aborrecible realidad y de toda su nobleza. Pero por sobre todo conservo en mi la posibilidad de cambiar mi realidad, que nunca es mía sola.

No hay acto humano que no modifique el todo. La sola idea es abismal y no tiene nada de mística o esotérica. La física cuántica dice que el observador modifica lo observado. Que mi sola presencia es factor de modificación del más simple o el más complejo de los experimentos. Mi sola presencia…

Quiero ser presencia. Presencia consciente. Me basta con eso.
Que el universo se haga cargo del resto.

Los abrazo
Leonor

P/D. Una pista: creo que la búsqueda de la libertad individual para formar parte del destino colectivo, sin esquivarle el cuerpo a la basura que se acumula en las esquinas de las grandes ciudades y que otros seres humanos juntan y desbrozan, nos hacen formar parte de la “Humanidad”. Y el pensar. Pensar sin condicionamientos, o con los menos posibles. Y no ser indiferentes. Dejarnos impregnar. Aunque no podamos hacer nada.

La indiferencia, mata.

lunes, 22 de agosto de 2011

NO JUZGAR

Ayer domingo, jugueteando con el control remoto, me encuentro con una película empezada pero me quedo porque esta protagonizada por dos magnificas actrices, Diane Keaton y Jennifer Jason Leigh.

Suele pasarme, manía profesional tal vez, miro actuaciones independientemente de las virtudes de la película en su totalidad.

Resumen muy somero: una de ellas está presa y condenada a muerte por un asesinato cometido en total estado de influencia de las drogas, la otra ha perdido un hijo adolescente en un accidente de carretera en la que el autor, autora en ese caso, se dio a la fuga. La mujer mayor comienza, sin saber bien por qué, a visitar a la más joven en la cárcel y se hacen amigas en medio de una situación absolutamente hostil y con el mundo en contra.

Pero la escena que me pareció de una sabiduría poco frecuente, merito de los guionistas indudablemente, fue una en la que la joven cuenta como su madre compartió las drogas con ella desde que era casi una niña y le exigía armar correctamente los cigarrillos de marihuana: ”Hagas lo que hagas, hazlo bien”, le decía, ante el horror de la más grande que empezó a reprocharle la conducta de su madre diciéndole que no la había cuidado bien, que si lo hubiera hecho, tal vez ella no se encontraría en el corredor de la muerte.

La joven contesta con un ataque de furia incontrolable diciéndole que su madre HIZO LO QUE CREYO MEJOR, QUE NO SABIA HACER OTRA COSA Y QUE LE PROHIBIA OPINAR ACERCA DE SU MADRE SIN HABERLA CONOCIDO Y, SOBRE TODO, SIN CONOCER SU HISTORIA Y LA RAZON POR LA QUE HABIA LLEGADO HASTA ALLI.

De hecho la película cuenta que esa madre murió muy joven, victima de lo mismo que había generado. La amistad ente las dos continua hasta que la joven es ejecutada.

Corría el año 1998 y hay un flash documental del presidente Bush en persona denegando la gracia de postergar la pena, con nombre y apellido real de la acusada.

A Diane Keaton le es negada la posibilidad de presenciar la ejecución dado que no es familiar directo y se ve obligada a permanecer en la puerta de la prisión entre los grupos que blandían carteles tanto pidiendo clemencia como que ardiera en el infierno para siempre. Era Texas, el estado que más ejecuciones ha cometido y comete, y corría el año 1998. Ayer nomas. Me quede a ver los títulos de la película para ver en que año había sido filmada: 2001.

Y si traigo esto como tema es porque creo que es un desafío enorme no juzgar. No me interesan nada las posturas a favor o en contra de la pena de muerte, y tengo, por supuesto opinión formada al respecto.

Pero la verdad desnuda es que desconozco las razones de los otros, no alcanzo las verdaderas razones de sus conductas, algunas de las cuales me son favorables y otras no.

No juzgar no quiere decir estar de acuerdo.

Estoy hablando de algo más profundo que la implementación de las leyes. Hay todo un entramado legal que se ocupa de eso. Uno de los poderes del estado tiene como tarea implementar justicia y eso incluye que los delitos sean castigados y los inocentes salvados. Porque debe ser así. Porque debe haber un orden que asegure el buen funcionamiento de los grupos humanos en esto que hemos formado que se llaman sociedades para que podamos vivir medianamente bien y para que los malos entendidos sean los menos posibles.

Hablo de que no conozco las vidas, las historias ni el alma de los otros con cuyas conductas no concuerdo. Me son ajenos. No puedo atribuirles intenciones porque se me escapan. Porque no me basta la psicología y sus interpretaciones estáticas. Me es insuficiente la religión, y se me queda corta la fisiología.

Por lo que se, “No juzgar” no está entre los diez mandamientos del Cristianismo, ni entre los Derechos Humanos. Desconozco si está en otros códigos religiosos o morales. Tiendo a creer que no.

Pero no puedo evitar proponerles el ejercicio del “no juicio”. No es fácil porque tiende a confundirse con la aceptación, pero cuando estamos solos y no tenemos que dar cuentas a nadie de nuestras opiniones ni pensamientos, pongámonos por un momento en el escenario del más salvaje de los crímenes, o simplemente del fin de una historia de amor, y aceptemos que no conocemos las razones del otro.

Lo único que nos queda, después de un concienzudo análisis es concluir que “en esa circunstancia yo no me hubiera comportado igual”. Ese espejo deformante en el que no me gusta mirarme puede convertirse, en virtud de una observación sin juicio, en un lago placido en el que mi reflejo sea el de un ser en paz y contento de si mismo.

Los abrazo

Leonor

P/d: La presentación del libro de Patricia Faur es el 1 de septiembre en El Ateneo de la calle Santa Fe y Callao a las 19 hs.

domingo, 14 de agosto de 2011

LOS SERES QUERIDOS

En una reunión de amigos hablábamos de las palabras. De la construcción de una frase como expresión de una idea. De la necesidad de ser exacto y específico para que al otro le llegue con claridad lo que quise decir, sin dejar lugar para interpretaciones subjetivas.

No pude evitar ser objeto de bromas ya que todos conocen mi obsesión por el correcto uso del lenguaje. En serio, creo que nos evitaríamos muchos problemas si dijéramos lo que realmente queremos decir, especialmente en el terreno de los sentimientos.

Y en el medio del fragor de la batalla lingüística e ideológica se colaron las “frases hechas”. Las que usamos cotidianamente sin detenernos a reflexionar sobre su verdadero significado, y sin saber con claridad si son verdad o mentira.

Una de esas frases hechas es “mis seres queridos”

¿Qué queremos decir cuando decimos “mis seres queridos”? ¿A quién o quienes nos referimos? Y resulta que lo primero que apareció en la mente de la mayoría fue la familia, los padres, los hijos, los hermanos. Luego se amplió a los amigos cercanos, alguien dijo “mi perro”, lo que me pareció inobjetable. Pero luego nos empantanamos ya que se tornó imprescindible establecer un código común, resignificar la frase para que la discusión tuviera algo de seriedad.

¿Qué queremos decir cuando decimos que un ser es “querido”? ¿Que lo deseamos? ¿Que lo necesitamos? ¿Que quiero tenerlo cerca? ¿Que es bueno conmigo? ¿Que me hace bien? PELIGRO!!!!!

Yo propuse una definición que fue aceptada: me doy cuenta de que un ser es querido cuando deseo su bien, cuando anhelo que le vaya bien en la vida, que sea feliz, que cumpla sus propósitos, aunque eso signifique que no estará cerca, que no lo veré cada vez que lo desee. Y como soy algo extrema en mis manifestaciones agregué: “aunque no sepa mucho de esa persona”. Y tuve que explicar: resulta que guardo mi auto en un parking, siempre el mismo, en el que hay varios turnos de personas que lo atienden. Uno de ellos, un paraguayo llamado Juan es extremadamente amable conmigo. Hace un tiempo empezó a contarme acerca de su familia. Otra vez, y como llevaba varios días sin verlo, pregunté por el y me contestaron que vive en un barrio de los llamados inseguros y que había tenido un incidente con un vecino, en fin, los detalles no importan. Lo que importa es que a mi me importó lo que había pasado con Juan, y sentí un enorme alivio y una gran alegría cuando volvió a cubrir el turno que le correspondía en el garaje. Me contó lo ocurrido, charlamos, me dijo que estaba mejor su salud, que su esposa estaba preocupada. Un día en que compraba algo para comer durante el viaje al trabajo me encontré comprando también para Juan. Se puso muy contento. Desde entonces, cada vez que entro o salgo del parking durante su turno, hablamos unas palabras, unas pocas, las suficientes como para saber que estamos bien y que nos da alegría vernos. Tal vez algún día yo me mude de casa, tal vez Juan cambie de trabajo. Tal vez no volvamos a vernos. No se donde vive, no tengo su teléfono ni él el mío. Es solo que siento que ese ser humano me importa y que le deseo todas las venturas. No somos lo que se dice “amigos”. No se me ocurriría invitarlo a mi casa, no me invitaría él a la suya, no tomaríamos algo en un café, no pienso en él, y mañana podría dejar de verlo para siempre.

Si eso ocurriera, sé positivamente que no sentiría nostalgia, pero sé, también positivamente, que si alguien me contara alguna vez que Juan esta bien, se me dibujaría una sonrisa, celebraría la noticia y seguiría con mi vida.

Juan es hoy para mi, uno de mis “seres queridos”.

Los abrazo

Leonor

P/D. Tengamos seres queridos. Nos alegran la vida. No nos pertenecen ni les pertenecemos. Pero durante ese chispazo que dura su presencia, somos mejores y más felices.

lunes, 8 de agosto de 2011

¿QUIEN ES EL ASESINO?

Soy consumidora de series policiales. En especial de las que están protagonizadas por un grupo que se basa en el estudio del comportamiento humano para descubrir al asesino. Porque resulta que los asesinos tienen comportamientos totalmente normales en apariencia, y esa es la razón por la que los descubren, porque esa aparente normalidad comienza a ser “demasiado normal” y eso, a los ojos de los sabuesos entrenados, los convierte automáticamente en sospechosos.

¿Que alguien no falta nunca, pero nunca, al trabajo o a la universidad?
¿Que una pareja es tan pero tan feliz que nunca discute ni pelea y mucho menos un portazo o una noche fuera de casa?
¿Que un niño trae siempre la tarea realizada, siempre los deberes, no desobedece, no pelea con sus compañeros, acata las ordenes de la maestra, no cuestiona?
¿Que una mujer no sale de casa excepto para hacer las compras? ¿Saluda educadamente a los vecinos pero no se detiene a conversar?
¿Que un hombre es tan pero tan simpático que jamás esta de mal humor? ¿Ayuda a los vecinos, auxilia a los viejitos, esta impecablemente vestido, nadie sabe de que trabaja y llega siempre a la misma hora?

Todos son datos que sirven para descubrir a un asesino, generalmente serial, si se tiene la habilidad de ir de lo general a lo particular.

Con la ayuda de una especie de genio con las computadoras, que todos lo equipos de las series televisivas tienen y son, usualmente, el chico o la chica raros del grupo, casi siempre ex hackers con habilidades extraordinarias, el grupo operativo, o sea, el que está en contacto con la sangre y los cadáveres, envía preguntas generales del tipo de: ¿Cuantos médicos especialistas en pulmones hay en California?

Una vez obtenido el dato, abrumador por lo alto de la cifra, se agrega otro: ¿Cuantos de ellos divorciados? ¿Cuantos con hijos en edad escolar? ¿Cuantos de ellos miden 1.80 mts? ¿Cuantos salieron del país? ¿Viudos? ¿Con entradas en prisión? ¿Con multas de transito? ¿Con un auto verde?

Mientras el genio maneja la computadora con una velocidad imposible, ingresando datos y sacando conclusiones en milésimas de segundos, el grupo “de calle” deduce que el niño cumplidor o la esposa demasiado ordenada puede ser indicador de un padre/esposo maltratador y sádico. Y avanzan de lo general a lo particular hasta que el hacker logra un rostro y unos datos en la pantalla y grita “Bingo!” Y tenemos al asesino al que hay que atrapar con la premura que exige el genero porque en ese preciso momento está a punto de cometer el crimen numero dieciséis.

La Postdata numero diez de mi mensaje anterior tenia una pequeña trampa, y era obligarlos a pensar en ustedes como seres únicos e irrepetibles, que lo son, y encontrar todos esos datos que solo nos pertenecen a cada uno de nosotros. La edad, el estado civil, lo que estudiamos o en lo que trabajamos, son datos tan generales que, tenidos en cuenta, nos hacen formar parte de una multitud casi indiscriminada.

Tenemos que obligarnos a cargar la computadora con datos tan personales e íntimos, tan particulares como las impresiones digitales o nuestro ADN, pero estos datos no son visibles a simple vista y no figuran en nuestros documentos.

La tarea es ardua porque somos nuestro operador, nuestra computadora, nuestro propio hacker, y nuestro asesino.

Tal vez la máxima aspiración de nuestro recorrido debería ser convertirnos en piratas informáticos del destino. Los piratas informáticos buscan, persiguen, rastrean, husmean, espían, roban, lo que no tiene nada de malo puesto en términos de búsqueda interna, mejoramiento espiritual, deseo de elevación, y libertad personal.

Es probable que lo que nos defina y particularice sean nuestros sueños. Aquello inconfesable que puebla nuestras vigilias, eso que nos hace sentir como niños persiguiendo pompas de jabón. A veces, cuando estallan, adentro está el castillo, a veces descubrimos que estaban vacías. Pero mientras corrimos tras ellas, deslumbrados por como brillaban al sol y con el viento en la cara, fue hermoso.

Por eso es más importante el camino que el punto de llegada. Eso que le llaman el momento a momento. La textura cotidiana de la vida.

Los abrazo

Leonor

lunes, 1 de agosto de 2011

POST-DATAS

1) Los zapatos fueron usados como metáfora. Cualquier cosa que nos impida el paso es un zapato con el que no se puede caminar. Soy la persona menos indicada para hablar de zapatos incómodos aunque hermosos. Efectivamente son, muchos de ellos, un acto de exquisita creación. En mi caso, si me buscan en un auto para salir una noche puedo ponerme zapatos imposibles. Si voy caminando necesito velocidad y comodidad.

2) No podes ser cirujana porque sos mujer es el equivalente de un vestido que me queda chico.

3) Una verdad es que somos biológicamente diferentes: un hijo le cuesta a una mujer, físicamente hablando, casi dos años de su vida. Los hombres son muy superiores en fuerza y resistencia. Suelen ser, también, menos manejables por las emociones y tienen, en general, mayor poder de concentración. Las mujeres podemos diversificar nuestra atención y realizar varias tareas a la vez. Podemos y debemos exigir ser iguales ante la ley y como sujetos políticos.

4) El sábado estuve en la escuela de Bruna con sus compañeros y maestros. Fui recibida con cuidado y calidez. Viví la experiencia de sentirme útil. Fue uno de esos momentos de la vida en los que se agradece haber vivido y tener la capacidad de transmitir conocimientos adquiridos. Creo que hay pocas cosas mas gratificantes para mi que ser un canal orientador para las generaciones que vienen detrás.

5) Claro que me gustaron los regalos Claudia! Especialmente ese libro hecho a mano y con inocultable amor y dedicación.

6) Un aplauso para Claudio: fue el único hombre que opinó en el tema zapatos.

7) Ya encontré el lugar para comenzar a dar las clases. Cuando tenga todo más organizado les cuento.

8) El 5 de agosto voy a leer unos textos de James Joyce en Dain Usina Cultural y el 1 de septiembre presentaré el libro “Estrés conyugal” de Patricia Faur en la librería El Ateneo. Les cuento esto porque pienso que son cosas que valen la pena.

9) Estoy leyendo “Al sur de la frontera, al oeste del sol” de Haruki Murakami. Es delicioso.

10) ¿Se animan a contar lo esencial de cada uno de ustedes? ¿Quienes son? ¿Qué esperan de la vida? ¿Qué penas tienen? ¿Qué hacen para que la vida les otorgue lo que esperan? Pueden no querer hacerlo y estará bien. Siempre lo que ocurre está bien para mi. Me consta que es un pensamiento que no es sencillo compartir pero es la realidad. Lo que ocurre es lo mejor que podía ocurrir simplemente porque es lo que ocurrió, y las coordenadas de la realidad en su totalidad, a nosotros humanos, se nos escapan.

Los abrazo

Leonor